El 17 de diciembre de 1903 los hermanos Orville y Wilbur Wright lograron hacer realidad el sueño de volar. En 1906 el brasileño Alberto Santos Dumont realizó el primer vuelo registrado oficialmente en Europa. Desde entonces los adelantos se sucedieron con rapidez. Hacia 1908 ya se había construido un avión a motor capaz de mantenerse por casi tres horas en el aire. En 1910 César Copetta realizó el primer vuelo de avión en Chile. En este contexto, a fines de ese año el coronel Pedro Pablo Dartnell propuso la creación de una Inspección Aeronáutica Militar. Poco después, en febrero de 1911, los entonces tenientes Manuel Avalos y Eduardo Molina fueron comisionados por el gobierno para estudiar en Europa y organizar una Escuela Militar Aeronáutica.

Así, durante la presidencia de Ramón Barros Luco, en febrero de 1913, se creó la primera Escuela de Aviación del país, designándose al ahora capitán Manuel Ávalos como Director General. Para el entrenamiento de los alumnos, el gobierno habilitó en la comuna de Lo Espejo el Aeródromo El Bosque. Paralelamente, en abril de 1913, partieron a estudiar aeronáutica a París los tenientes Casarino, Contreras, Bello y los sargentos Menadier y Verscheure.

La historia de los pioneros de la aviación se vieron muchas veces opacadas por fallas mecánicas y humanas que terminaron en accidentes fatales. En efecto, a principios de 1914 el teniente segundo Francisco Mery sufrió una caída que le causó la muerte instantánea y lo convirtió, con sólo veinte años, en la primera víctima de la aviación militar. Poco después, el lunes 9 de marzo de 1914, día en que se rendían las pruebas finales para recibir el título de aviador, el teniente primero Alejandro Bello se perdió en el firmamento y no fue encontrado. Algunos meses más tarde, en agosto de 1914, con la muerte del sargento primero Adolfo Menadier, la aviación chilena cobraba su tercera víctima. Al año siguiente, Tucapel Ponce y Emilio Berguño pilotaban un biplano Bréguet cuando se precipitaron desde gran altura encontrando la muerte y en 1916 murió también en forma trágica en el aeródromo El Bosque el teniente de marina Pedro Luco. No obstante, no todo fue desgracia en los heroicos inicios de nuestra aviación. El cruce de la Cordillera de Los Andes en aeroplano era en aquella época la gran preocupación que dominó las aspiraciones de chilenos y argentinos. Después de diversos intentos, el 12 de diciembre de 1918, el teniente Dagoberto Godoy realizó la primera travesía de los Andes en aeroplano, desatando el entusiasmo y delirio entre los chilenos.

A partir de 1926 el comandante Arturo Merino Benítez emprendió la labor de unificar los servicios de aviación del Ejército y de la Armada en una rama independiente de la defensa nacional. Desde la dirección de la Escuela de Aviación Militar, Merino Benítez supo luchar y vencer los obstáculos políticos administrativos, personales y económicos que impedían la creación de una fuerza aérea organizada, independiente y eficaz. Así, su empuje permitió que el 21 de marzo de 1930 el presidente Carlos Ibáñez del Campo firmase el decreto que materializó la creación de la Fuerza Aérea de Chile. Con ello se sentaron las bases del desarrollo de la aviación militar nacional.