"Quien sabe del calor de una lucha deportiva, quien conoce del esfuerzo grande en que músculo y cerebro unidos buscan una victoria en el deporte, está especialmente dotado para triunfar, procrear hijos sanos y ser útiles a su patria."

Con esta apasionada arenga se presentaba por primera vez ante el público la revista Estadio en su número inaugural, publicado el 12 de septiembre de 1941. Desde sus primeras ediciones, el semanario proyectó un rumbo propio en la cobertura de los deportes, que diferenció su labor de la que hasta entonces venían realizando los diarios en sus secciones dedicadas a los "sports" y las publicaciones especializadas en Chile. La revista no se limitó a registrar la actividad deportiva. Con un enfoque marcadamente analítico y una moderna propuesta visual, Estadio impuso un nuevo estilo de prensa deportiva.

Autodenominada como "revista gráfica de deportes", a poco andar la publicación se consolidó como la más importante de su género en Chile. Editada por la empresa Zig-Zag y dirigida por Alejandro Jaramillo -quien se mantuvo a la cabeza de la publicación por 28 años-, Estadio acercó el deporte a todos los estratos de la sociedad, asumiendo como propios los preceptos de la visión social del deporte del gobierno del Frente Popular encabezado por Pedro Aguirre Cerda. Este buscaba fomentar la práctica de actividades de ocio y pasatiempos edificantes, con el fin de dignificar a la clase obrera y alejarla de los vicios.

La portada a todo color -que en algunos números podía ser desplegada junto con la contratapa para transformarse en un póster- fue un sello característico de la revista, que la hacía especialmente atractiva para sus lectores y mostraba a los protagonistas del deporte como nunca antes habían sido vistos. A través de sus páginas se hicieron conocidos los rostros de los más destacados exponentes nacionales, tales como el futbolista Sergio Livingstone, la atleta Marlene Ahrens, el tenista Luis Ayala y el boxeador Godfrey Stevens, cuya popularidad Estadio contribuyó a potenciar. En este sentido, la publicación tuvo un profundo impacto en el posicionamiento social de los deportistas, a quienes elevó a la categoría de ídolos nacionales.

Estadio se consolidó como uno de los principales canales de difusión y promoción de la actividad deportiva en Chile. Además de la completa cobertura que se daba a los deportes más populares, como el fútbol, el básquetbol o el boxeo, en sus páginas había espacio para un amplio repertorio de disciplinas como la natación, el atletismo, el ciclismo, el esquí, el tenis y los deportes "tuerca". La revista informaba sobre todos los grandes eventos deportivos que se desarrollaban en Chile y también certámenes en el extranjero, como Campeonatos Sudamericanos de diversas disciplinas, Juegos Olímpicos y Mundiales de Fútbol.

Los periodistas de la publicación se caracterizaron por desarrollar un trabajo que trascendía lo meramente informativo. Varios de ellos marcaron una época gracias a su narrativa inspirada y a una visión crítica del quehacer deportivo que manifestaban sin tapujos. Entre los más importantes estuvieron Julio Martínez, Antonino Vera, Carlos Guerrero y Renato González, reconocidos por los lectores, más que por sus nombres propios, por los seudónimos con los que firmaban sus crónicas.

En la década de 1960, la aparición de la televisión y de nuevas publicaciones deportivas generó una dura competencia para Estadio, que debió adecuarse a los nuevos tiempos. Con Antonino Vera como director tras el retiro de Alejandro Jaramillo en 1969, la revista intentó sortear las vicisitudes políticas y sociales, que provocaron sucesivos cambios de casa editorial en la década de 1970 y, a la larga, minaron las ventas del semanario. La salida obligada de Vera de la dirección de la publicación, secundada por la mayoría de los redactores, significó el comienzo del ocaso de la revista, cuyo último número salió el 5 de octubre de 1982, poco después de cumplir 41 años de circulación ininterrumpida, con un total de 2.048 ediciones publicadas.