Patricio Guzmán es, junto con Raúl Ruiz y Alejandro Jodorowsky, uno de los cineastas chilenos de mayor reconocimiento internacional. Su trilogía La batalla de Chile ha sido considerada entre los mejores documentales de la historia y, sin embargo -tal como ocurre con Ruiz y Jodorowsky-, las películas de Guzmán se han exhibido muy limitadamente en nuestro país.

Nacido en Santiago y educado en varios colegios de Viña del Mar y de la capital, Patricio Guzmán inició su carrera en el cine como asistente del sacerdote y cineasta Rafael Sánchez, creador y director del Instituto Fílmico de la Universidad Católica. Sus primeros trabajos como director fueron cortos experimentales en 16 milímetros como Viva la libertad (1965) y Electroshow (1966). En paralelo a esas labores, Guzmán cursó un año de Historia y Geografía en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile y, más tarde, tres años de Filosofía en el mismo plantel, sin completar ninguna de las dos carreras: su vocación era el cine.

Por ello, en 1967 decidió partir a estudiar a la Escuela Oficial de Cinematografía de Madrid, entre cuyos egresados se encuentran destacados cineastas españoles como Carlos Saura, Mario Camus y Víctor Erice. Allí realizó seis cortometrajes de ficción, uno de los cuales, El paraíso ortopédico, contó con guión del dramaturgo chileno Jorge Díaz, quien por esos años vivía su autoexilio en España.

De vuelta en Chile, Guzmán se interesó por retratar la experiencia del gobierno socialista de Salvador Allende. Según la técnica del cine directo, filmó el conjunto del proceso social: su desarrollo, su dinámica, sus contradicciones. De este modo logró plasmar una crónica de dimensiones monumentales, que es también un análisis sociocultural profundo de ese período.

Luego del golpe militar, Guzmán fue detenido en el Estadio Nacional, donde sufrió varias amenazas de fusilamiento. Tras ser liberado partió al exilio en Cuba, donde comenzó a editar el material filmado en Chile. Desde el año 1980 reside en España y Francia.

Durante esa década produjo una serie de documentales en Europa y América Latina, la mayoría de ellos centrados en la realidad chilena, temática que no abandonó nunca. Regresó a Santiago en dos oportunidades: una, para realizar En nombre de Dios (1986), relativa a la labor del cardenal Raúl Silva Henríquez y de la Vicaría de la Solidaridad durante el gobierno militar; más tarde, para volver a encontrar a los protagonistas de La batalla de Chile, en el documental titulado La memoria obstinada (1997).

Cinco de sus películas han participado en el Festival de Cannes: las dos primeras partes de La Batalla de Chile, en la Quincena de los Realizadores de 1975 y 1976; La Rosa de los Vientos, en la misma sección en 1983; El Caso Pinochet, en la Semana de la Crítica en 2002; y, finalmente, Salvador Allende, en la Selección Oficial en 2004.

En la actualidad, Patricio Guzmán vive en Francia y es director del Festival Internacional de Documentales de Santiago (FIDOCS). El 23 de agosto de 2023 fue distinguido con el Premio Nacional de Artes de la Representación y Audiovisuales.