Durante 12 años Araucaria de Chile fue, si no la más importante, una de las principales fuentes de creación, debate y difusión de ideas de la cultura chilena en el exilio, haciendo a la vez un inmenso aporte en el combate por la recuperación de las libertades democráticas y por el fin del oscurantismo cultural y social en que estaba sumido nuestro país.

Por sus páginas desfilaron algunos de los más importantes nombres de la intelectualidad y las letras, tanto chilenos como de otros rincones de Latinoamérica, que hicieron de esta revista no sólo una de las más interesantes experiencias editoriales del exilio, sino que una de las más logradas revistas culturales chilenas de todos los tiempos.