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Venus en el pudridero

Eduardo Anguita publicó este poema en 1967. Su título alude a la visión estética que sostienen sus versos: Venus, diosa del amor y la belleza; símbolo estético de la perfección, se opone al pudridero, lugar que contiene residuos humanos. De este modo, uno de los ejes que cruza este poema es el tema de la fugacidad del amor y el irremediable paso del tiempo. Así mismo, Anguita incursiona en nuevas significaciones de la muerte asociadas a la dimensión religiosa.

"¿Escucháis madurar los duraznos a la hora del estío,

a la venida del sol, mientras un príncipe danza

en vísperas de su coronación?

Yo pienso en el gusano.

¿Oís podrirse los duraznos en el granero,

al atardecer, mientras las fechas del reino

caen de los tronos

y el viento las amontona, las dispersa y olvida?

Yo pienso en el gusano".

(Venus en el pudridero. Santiago: Del Pacífico, impresión de 1967. p.5.)