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La Palanca (1908)

La Palanca se publicó en la ciudad de Santiago en 1908 y fue la revista oficial de la Asociación de Costureras "Protección, Defensa y Ahorro", que reunió tanto a obreras de talleres de costuras como a quienes realizaban estas tareas a domicilio y a las modistas. La agrupación fue presidida por Esther Valdés, quien también fue la redactora y directora de La Palanca (Illanes, María Angélica. "La mujer palanca. La fuerza feminista de la obrera chilena levantando la roca opresora, 1908". Nuestra historia violeta. Feminismo social y vidas de mujeres en el siglo XX: una revolución permanente. Santiago de Chile: LOM Ediciones, 2012, p. 21).

La Asociación de Costureras apoyaba a sus asociadas "en caso de enfermedad, invalidez o cesantía, promoviendo además el ahorro, realizando incluso financiamiento de préstamos para la compra de equipos o materiales" (Lagos, Manuel. Feminismo obrero en Chile. Orígenes, experiencias y dificultades, 1890-1930. [Chile]: Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, 2019, p. 111). La Asociación contaba con una Oficina de Trabajo que funcionaba como bolsa de empleo e "intermediaria entre los dueños y las obreras, pactando verdaderos 'contratos de trabajo', con estipulación de salario y tiempo laboral". Esta fue una asociación "moderna", "con clara conciencia de clase y capacidad organizativa en vista tanto de la protección como de la defensa de sus intereses, sabiendo ejercer su poder de negociación con los patrones" (Illanes, p. 22).

Con los lemas "Publicación feminista de propaganda emancipadora" y "Época segunda de La Alborada", el primer número de La Palanca apareció el 1 de mayo de 1908, en el contexto de la conmemoración del día del trabajo. El medio se planteó a sí mismo como "revista", cada edición presentó doce páginas y alcanzó a contar con cinco números, de aparición mensual, hasta septiembre de 1908. Algunas de sus colaboradoras también habían publicado textos en La Alborada, como fue el caso de Carmela Jeria (1886-1966), Blanca Poblete, Sara Cádiz y Esther Valdés.

En su prospecto, "Nuestro programa", La Palanca sostuvo como propósitos iniciales, por una parte, "señalar los males y vicios sociales que minan nuestro ambiente y señalar las ideas tendientes a extirparlas" y, por otra, "difundir el amor por el estudio, despertar el espíritu de asociación y solidaridad, exponer los beneficios que reporta la instrucción y la asociación y señalar el valor inapreciable de la unión". Una vez logrados estos propósitos, el medio postuló que buscaba alcanzar la "libertad económica primero, industrial y política después". Por último, con un fin instructivo y considerando a la "ciencia en sus diversos ramos" como "el principal destructor del fanatismo y de los prejuicios", la revista se propuso publicar "poesía educativa y una sección de prosa festiva que recree el espíritu" ("Nuestro Programa". La Palanca. Número 1, 1 de mayo de 1908, p. 2).

Se ha indicado que en La Palanca "el discurso feminista obrero se hizo más crítico" en comparación con La Alborada. En este sentido, las reflexiones que planteó el medio "fueron más agudas en la perspectiva de género y a la vez se hicieron más estratégicas políticamente. Eran más conscientes de que la subordinación por género poseía una base cultural que trascendía la clase social, por lo que se replantearon la relación con sus compañeros de clase y ajustaron las demandas específicas de las mujeres en el movimiento mayor. Su objetivo era visibilizar las particularidades de la realidad de las mujeres proletarias" (Montero, Claudia. Y también hicieron periódicos: cien años de prensa de mujeres en Chile 1850-1950. Santiago de Chile: Editorial Hueders, 2018, p. 134-135). Por ejemplo, en La Palanca, sin plantear su desvinculación, se insistió en "la marginación de las mujeres del movimiento de trabajadores". En este sentido, "usaron un lenguaje más directo, acusando al obrero de que, a pesar de toda su organización, propaganda y acción, 'no ve, no oye, no quiere ver ni quiere oír' a la mujer proletaria, y la relega al fogón y al lavadero" (Montero, Claudia y Robles, Andrea. "Voz para las mujeres. La Prensa política de mujeres en Chile, 1900-1929". Transhumante. Revista Iberoamericana de Historia Social. Número 9. 2017, p. 137).

Respecto a sus asuntos recurrentes, se ha señalado que la temática principal de La Palanca fue la instrucción de la mujer, aspecto continuador de La Alborada. Además, se ha indicado que se incorporaron nuevas temáticas como el alcoholismo, la procreación y la religión (Castillo, Paulina. La Alborada y La Palanca: prensa obrera femenina 1905-1908. Tesis para optar al grado de Licenciada en Historia con Mención en Estudios Culturales. Universidad Academia de Humanismo Cristiano, 2015, p. 58-59).

En relación con el consumo de alcohol, se lo calificó como un "vicio" y "plaga social" y se llegó a publicar un "Proyecto de acuerdo" en el que se proponía que todas las mujeres de Chile se reunieran a exigir a las autoridades medidas de supresión del alcoholismo ("El 131". La Palanca. Número 4, agosto de 1908, p. 37-38). El problema del alcohol "interesaba profundamente a las obreras", ya que "no solo atenta contra la organización obrera, sino contra el hogar y la familia, espacios en donde ella tenía especial dominio" (Lagos, Manuel. Feminismo obrero en Chile. Orígenes, experiencias y dificultades, 1890-1930. [Chile]: Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, 2019, p. 117).

Respecto a la procreación, se publicaron artículos que hicieron referencia a la necesidad de una reproducción más regulada. Así, por ejemplo, en el texto "Fecundidad o procreación inconsciente", se relató la noticia de una mujer que dio a luz a tres hijos, pero quien ya contaba con otros tres niños. La mujer, al ver a sus hijos, según la narración de la enfermera, "en vez de acariciarlos, lloró amargamente" y ante este hecho, un doctor del hospital adoptó a dos de los recién nacidos. Respecto a esta noticia, Yedra, la autora del artículo, planteó su crítica, por un lado, respecto al "hombre y la mujer máquina, que impulsados por su ignorancia engendran hijos que son una carga para ellos y futuros esclavos para la sociedad". Por otro, criticó a los "hombres de ciencia", quienes no difundían "los conocimientos higiénicos y científicos para limitar la procreación inconsciente" (Yedra. "Fecundidad o procreación inconsciente". La Palanca. Número 2, junio 1908, p. 19).