Colectivo de Acciones de Arte (CADA)
Las acciones de arte en Chile tuvieron su génesis en los años 50, cuando Enrique Lihn y Alejandro Jodorowsky desarrollaron una serie de happenings en los cuales rebautizaron estatuas públicas consideradas como íconos del simbolismo nacional. Luego, en los años 60, Jodorowsky realizó "Efímeros pánicos" en México y París, acciones de arte caracterizadas por una dimensión política, subyacente a una cualidad orgiástica y hedonista. Raúl Zurita recogió de estas acciones un elemento performativo extralinguístico y lo introdujo en su proyecto estético. La autoflagelación del poeta al quemar con un fierro caliente su mejilla, la utilización de amoníaco puro en sus ojos y la masturbación pública en una galería de arte de Santiago, son recursos extra poéticos difíciles de codificar racionalmente. Estos "gestos" se enmarcan en las acciones del grupo CADA.
En 1979, Fernando Balcells, Juan Castillo, Diamela Eltit, Lotty Rosenfeld y Raúl Zurita fundaron el Colectivo de Acciones de Arte (CADA). Sus acciones de arte expresaban el deseo de un cambio socio-político y se fundamentaban en el propósito de intervenir el espacio urbano santiaguino con imágenes que cuestionaran las condiciones de vida del Chile dictatorial. Se trataba de una concepción de la ciudad como un museo, de la sociedad como un grupo de artistas y de la vida como una obra de arte, la que es factible de ser corregida. Su concepción del arte, basada en las nociones democráticas de la estética, buscaba ante todo crear acción al hacer arte en el espacio urbano de Santiago de Chile.
La primera acción del CADA, "Para no morir de hambre en el Arte", se desarrolló en 1979, en varias etapas sucesivas. El 3 de octubre, fueron entregadas cien bolsas de medio litro de leche a habitantes de la comuna La Granja. Una vez entregada, pidieron de vuelta las bolsas y más tarde las entregaron a artistas pidiéndoles que las utilizaran como soporte para la realización de obras que en forma posterior serían expuestas en la Galería Centro Imagen. El medio litro de leche entregado aludía a la medida tomada por Salvador Allende en relación a la garantía de leche diaria para los niños chilenos. Además, pronunciaron el discurso "No es una aldea", frente al edificio de las Naciones Unidas.
El 17 de octubre de 1979 se desarrolló la segunda acción, "Inversión de escena", frente al Museo de Bellas Artes. La acción comenzó con el desfile de diez camiones lecheros para luego cubrir la fachada del museo con un lienzo blanco. A juicio de Nelly Richard "Cuando el grupo CADA... tacha el frontis del museo... bloquea virtualmente la entrada, ejerce una doble censura a la institucionalidad artística. Censura su monumento, primero como museo (alegoría de la tradición sacralizadora del arte del pasado) y, segundo, como Museo "chileno" (símbolo del oficialismo cultural de la dictadura). Pero lo hace reclamando a la vez la calle como "el verdadero museo" en la que los trayectos cotidianos de los habitantes de la ciudad pasan a ser -por inversión de la mirada- la nueva obra de arte a contemplar".
"¡Ay Sudamérica!", la tercera acción de arte del CADA, se desarrolló el 12 de julio de 1981 y consistió en 400.000 volantes arrojados desde seis avionetas sobre las comunas de Santiago. En cada uno de los volantes se leía: "Nosotros somos artistas", "Nosotros somos artistas, pero cada hombre que trabaja por la ampliación, aunque sea mental, de sus espacios de vida es un artista", "El trabajo de ampliación de los niveles habituales de la vida es el único montaje de arte válido/ La única exposición/ La única exposición/ La única obra de arte que vive".
La cuarta acción "No +", se desarrolló entre fines de 1983 y 1984, tuvo como objetivo rayar las paredes de Santiago con la oración "No +". Al poco tiempo fue descubierto que todos los "rayados" habían sido completados por algún "desconocido": "No + tortura", "No + muerte", "No + desaparecidos", etc. Conformándose así una red textual de graffitis contradictatorial.
La última acción del CADA "Viuda", se desarrolló en 1985, fue realizada sólo por Rosenfeld y Eltit, ya que los demás integrantes del colectivo estaban en el extranjero, contó además con la colaboración de Gonzalo Muñoz, Paz Errázuriz y la Agrupación de Mujeres por la Vida. En las revistas Apsi y Cauce, y en el diario La Época fue publicada la foto de una mujer con el rótulo "Viuda" y en algunas de las versiones podía leerse el siguiente texto:
"Traemos entonces a comparecer una cara
Anónima, cuya fuerza de identidad es ser
Portadora del drama de seguir habitando
Un territorio donde sus rostros más
Queridos han cesado.
Mirar su gesto extremo y popular. Prestar
Atención a su viudez y sobrevivencia.
Entender a su pueblo".