El compositor Luis Advis Vitaglich nació en Iquique el 10 de febrero de 1935. Si bien comenzó a estudiar música recién a los 23 años, creció en un entorno familiarizado con la actividad musical: su padre, además de comerciante, era músico y su madre interpretaba el piano y cantaba. Gracias a los discos RCA de autores como Wagner, Mahler, Chopin y Tchaikovsky que adquiría su padre, conoció tempranamente la música de tradición escrita, en especial la ópera, género por el cual sus padres mostraban predilección.

Luego de estudiar en el Liceo de Hombres de Iquique, Advis se trasladó a Santiago a estudiar Leyes en la Universidad de Chile. Paralelamente, entró a la carrera de Filosofía, de la cual se tituló como licenciado. Fue en ese entonces que comenzó a interesarse seriamente en la composición. Se presentó ante el maestro y compositor Gustavo Becerra, quien lo aceptó como alumno y con quien estudió cuatro años. Además tomó lecciones de piano con Alberto Spikin. En esa época recibió el encargo de musicalizar la obra de teatro infantil La Princesa Panchita (1958), de Jaime Silva, tarea con la cual inició su trabajo como músico de teatro.

A principios de la década de 1960 se interesó en la música que aparecía mencionada en las novelas de Vargas Llosa, García Márquez y Cortázar: el mambo, el tango, la milonga, etc. Esta fue su vía de acceso a la música tradicional latinoamericana. Luego, en 1966, escuchó a Margot Loyola (1918-2015), a través de quien conoció el trabajo de Violeta Parra (1917-1967) y la música de las cantoras populares. Este hallazgo resultaría decisivo para definir el estilo personal de Advis como compositor, que se caracteriza por entrelazar elementos de la música popular con formas e instrumentos propios de la tradición escrita. Es así como inventa el concepto de "cantata popular" que tomarían otros compositores contemporáneos.

Paralelamente, Advis desarrolló una destacada carrera docente en el ámbito de la estética y la filosofía. Ejerció entre los años 1961 y 1981 como profesor titular de la cátedra de Estética de la Universidad de Chile, en las facultades de Filosofía y Educación, Ciencias y Artes Musicales, Bellas Artes y Arquitectura y Urbanismo. Además, desde 1964 se desempeñó como jefe de seminario en la Facultad de Artes Musicales de la Universidad de Chile. En 1972 se hizo cargo también de la cátedra de Estética en la Pontifica Universidad Católica de Chile. La docencia se transformó en su principal actividad profesional, la que complementó con una intensa actividad musical. Su producción académica se cristalizó en el año 1979 con la publicación del libro Displacer y trascendencia en el Arte.

El rasgo principal de Advis como compositor es la amplitud y diversidad de su trabajo creativo. Además de música escrita o docta, compuso música religiosa, música para teatro, cine y televisión. De su repertorio "semi-popular", como él definía a sus obras de raíz híbrida, destacan: la Cantata Santa María de Iquique (1969), Canto para una semilla (1972) y la sinfonía Los tres tiempos de América (1987), junto con la cantata Murales Extremeños (1993) y la Suite Latinoamericana (1994), entre otras obras desconocidas como el oratorio 1850 (1974) escrito después del golpe de Estado de 1973, que entremezclan elementos de la música clásica con instrumentos y sonoridades del folclor. No pasó desapercibida su música para televisión, como la compuesta para la teleserie La sal del desierto de Alejandro Sieveking (1972) y su música para cine. En el ámbito de la música popular, realizó un trabajo muy diverso que no fue impedimento para que compusiera paralelamente varias obras de cámara como los Preludios para piano (1965).

A fines de los años ochenta su actividad cobró un ritmo aún más agitado, fruto de una afección a los pulmones que le hizo creer que estaba desahuciado y entregarse "a la tarea urgente de ver qué hacía en el tiempo que le quedaba" (Ovando, Patricio. "Un canto americano de tres tiempos". La Época, 22 de Julio de 1988, p.17). En 1987 participó como socio fundador de la Sociedad Chilena del Derecho de Autor (SCD) y desde 1993 fue su presidente. También fue director del Comité Editorial de las publicaciones de esta institución que lo distinguió como Figura Fundamental en el año 2003.

Ese mismo año le fue otorgado el Premio Presidente de la República por su aporte creativo al repertorio musical nacional. Este reconocimiento coronó su trayectoria, refutando la percepción que el propio Advis tuvo sobre la recepción de su trabajo: "Escribo mi música para diez o veinte personas, para mis amigos y para quienes tengan una sensibilidad determinada con respecto a lo que yo hago. Pero no creo que, en general, mis obras sean captadas tal como yo quise que fueran captadas" (Ovando, p.17). Un año después murió a raíz de un cáncer, a los 69 años de edad.