Tratado de límites con Argentina
Desde la Conquista, los gobernadores de Chile ejercieron jurisdicción allende la Cordillera de los Andes. La creación del Virreinato del Río de la Plata en el siglo XVIII, incorporó a Cuyo a la nueva jurisdicción, pero se dejó los territorios australes a la autoridad de la Capitanía General de Chile. A pesar de lo anterior, la definición de límites con Argentina se complicó en 1847 cuando Juan Manuel Rosas protestó por la ocupación chilena del Estrecho de Magallanes, lo que dio origen a complicadas negociaciones diplomáticas que se prolongaron por más de treinta años. Con el inicio de la Guerra del Pacífico, las presiones argentinas se hicieron cada vez más intensas y amenazantes. Mientras las fuerzas chilenas avanzaban hacia el norte, las argentinas avanzaban hacia el sur. Paralelamente, destacados hombres públicos e historiadores chilenos como Benjamín Vicuña Mackenna y Diego Barros Arana ignoraron el verdadero valor de aquellos territorios patagónicos. Una vez desatado el conflicto y en medio de la guerra, el 28 de julio de 1881, Chile se vio obligado a llegar a un acuerdo con Argentina y firmar un tratado de limites. Este fijó de manera general las condiciones geográficas de la futura demarcación fronteriza, estableciendo que ésta sería la línea que divide las aguas de las dos cuencas de la Cordillera de los Andes o divortium aquarium hasta el paralelo 52º. Más al sur se recurrió a líneas imaginarias y a accidentes topográficos, lo cual aseguró la soberanía chilena en el Estrecho de Magallanes, uno de los intereses estratégicos de la delegación chilena. No obstante, este tratado significó renunciar a los derechos históricos que Chile poseía sobre la Patagonia oriental. Después del tratado siguieron algunos conflictos a partir de la interpretación del divortuim acuarium y de otros fenómenos geográficos hasta el siglo XX.