Destacado militar español, fue nombrado Gobernador de Chile por Real Cédula en 1715, asumiendo dos años más tarde, tras su arribo a Santiago. Una de sus prioridades fue el establecer un diálogo con el mundo araucano, para lo cual retiró las tropas ubicadas al sur de la línea de frontera y emprendió una serie de parlamentos con los nativos que protagonizaban la centenaria resistencia. Uno de los más célebres fue el "parlamento de Negrete" en 1726, en el que Cano de Aponte logró firmar acuerdos de no agresión y el establecimiento de un comercio fronterizo reglado. Se ponía fin a una intensa rebelión mapuche iniciada en 1723 y que fue motivada por los abusos comerciales que realizaban los "capitanes de amigos" con la población aborigen.

En líneas generales, con su gobierno, desde el 17 de diciembre de 1717 al 11 de noviembre de 1733, comenzó la era de los gobernantes ilustrados, imbuidos de los ideales del despotismo ilustrado, que significó el desarrollo económico, social y urbano de la Colonia. En efecto, durante su administración se concentró en la pavimentación urbana, la construcción de cementerios, la fabricación de pólvora y la fundición de cañones. Además intentó aminorar el contrabando y propuso al Rey el proyecto de fundar una Casa de Monedas.

Distintos aspectos de su vida y de su administración, se presentan a continuación en un estudio de Diego Barros Arana, además de dos cartas escritas por Gabriel Cano de Aponte dirigidas al rey.