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Villa de Puerto Montt

Al tiempo de la llegada de los primeros pobladores alemanes, este asiento era un paraje cubierto de espeso bosque de árboles seculares hasta el borde de la playa, en medio del cual formaba charcos cenagosos el estero, que hoy atraviesa la ciudad por un cauce regularizado. Solamente se veía descampada la pequeña altura al extremo oriental y que era lo que se conocía como astillero de Melipulli o sea cuatro ángulos o lomas, destinado para el acopio de las tablas de alerce del interior y para embarcadero. Un inmigrante alemán señalaba que en el año 1857, no había más que unas cuatro o cinco casitas, la llamada Intendencia, un galpón con el nombre de cuartel destinado para los inmigrantes, una casita del señor Folz, estanquero y proveedor de víveres, y una casa del señor Mechsner. Sin embargo, luego de tres años, la ciudad ya alcanzaba las 150 casas, con 600 habitantes y, en 1870, 135 familias alemanas tenían allí su morada permanente. Así, en poco tiempo esta ciudad adquirió un desarrollo que no habían alcanzado otros pueblos de la República que contaban con más años de existencia. Más de doscientas casas construidas de madera, de uno y dos pisos, cómodas y perfectamente pintadas en su exterior, rodeaban la bahía. Con todo, corpulentos árboles y pantanos inmensos formados por el continuo derrame de las aguas, reducían la ciudad a un espacio sumamente estrecho y exponían a la población a graves epidemias causadas por las emanaciones de los pantanos. La solución fue abrir un ancho cauce a las aguas llevándolas a una distancia considerable, ordenando el terraplén y nivelando las calles, que elevadas un metro formaron nuevos sitios.

En este período, los servicios públicos y el equipamiento urbano habían crecido acorde con la importancia de la ciudad, su condición de puerto mayor y de centro de enlace de las comunicaciones de una extensa región. En uno de estos nuevos barrios se hallaba la elegante capilla de la Compañía de Jesús. En la calle Varas, al costado de la intendencia, estaba el cuartel de policía. En 1858, fue inaugurada la escuela alemana de Puerto Montt. Al año siguiente se había establecido un correo semanal que unía este puerto con las provincias de Valdivia y Chiloé. Se organizó además una subdelegación marina que empezó funcionar con una competente dotación de marineros y embarcaciones. La administración de justicia había mejorado notablemente con el establecimiento de un escribano público que funcionaba desde principios de 1859. Además, se habían establecido tres escuelas públicas, construyéndose para ellas tres casas a costa de los vecinos, donde concurrían 274 niños. También había una biblioteca popular, que contaba entre sus libros, con una buena colección de obras en alemán y español, obsequiadas por el agente de colonización en Europa.