Vicente Pérez Rosales nació el 5 de abril de 1807 en la ciudad de Santiago, hijo de una importante familia criolla. Su padre, el comerciante y agricultor Joaquín Pérez y Salas (1772-1811), falleció prematuramente y su madre, María Mercedes Rosales y Larraín (1787-1853), volvió a casarse con el comerciante Felipe Santiago del Solar Rosales. Durante el proceso de Independencia, específicamente durante la restauración del poder español en 1814, su familia fue exiliada a Mendoza junto a muchos otros chilenos, por su fidelidad y participación en el bando patriota.

De retorno a Chile en 1820, Vicente Pérez Rosales fue enviado a Valparaíso por su madre, bajo la custodia de Lord Spencer, el capitán del HMS Owen Glendower y amigo de la familia, para que obtuviera experiencia en trabajos portuarios y marítimos, para luego ir a estudiar a Francia. Sin embargo, el capitán de la nave inglesa lo abandonó en el puerto de Río de Janeiro, donde estuvo dos años. Con el auxilio de un cónsul británico, un chileno avecindado en Brasil y la viajera y escritora británica María Graham (1785-1842), quien lo acompañó y cuidó en su regreso a Chile a bordo del barco HMS Doris, pudo retornar al país en 1822.

Con lo anterior, su viaje europeo se retrasó unos años y recién en 1825 llegó a París, donde cursó estudios en la academia de Manuel Silvela y García de Aragón (1781-1832), escritor, abogado e intelectual español de tendencia liberal exiliado en Francia y que abrió dos establecimientos en ese país -el "Colegio Silvela" en Bordeaux y el "Liceo Hispanoamericano" en Paris- para educar a jóvenes originarios de España y América. Allí recibió formación en materias como matemáticas, gramática, ciencias, historia, derecho, literatura y aprendió francés e inglés.

Durante su estadía en Europa, conoció y compartió con importantes personalidades americanas como José de San Martín (1778-1850), Mariano Egaña Fabres (1793-1846), Antonio José de Irisarri (1786-1868), Juan García del Río (1794-1856) y Andrés Bello (1781-1865), entre otros.

De vuelta en Chile en 1829, se dedicó a trabajar en diversas labores. Fue comerciante, agricultor en las tierras de su padrastro; contrabandista y arriero de ganado en la cordillera del Valle Central y los pasos fronterizos con Argentina; cirquero y empresario teatral; y en 1846 se dirigió a Copiapó con la finalidad de incursionar en empresas mineras. Se estableció en esa provincia hasta 1848, cuando junto a sus hermanos y un grupo de hombres y mujeres dedicados a la minería y otras actividades relacionadas, decidieron embarcarse rumbo a California, Estados Unidos, para participar en el gold rush o "fiebre del oro". Tras no tener éxito como empresario en la extracción de oro en California, se dedicó nuevamente al comercio, al negocio hotelero y de restaurantes, y luego a recorrer el estado, viaje turístico y formativo donde pudo comparar la cultura norteamericana con la sudamericana, en especial con la chilena, lo que le ayudó a formar un fuerte sentimiento nacionalista. Todas esas experiencias fueron redactadas y publicadas por Pérez Rosales, primero como artículos y luego como libro en su célebre Diario de un viaje a California (1882).

En 1850 volvió al país y debido a la experiencia y contactos adquiridos en Europa y Estados Unidos, el presidente Manuel Montt Torres (1809-1880) lo nombró Agente de Colonización para dar continuidad al proceso en Valdivia, Osorno y Llanquihue, con el fin de organizar el asentamiento de una nueva oleada de inmigrantes alemanes y de propiciar la llegada de otros ciudadanos europeos. Sus labores más importantes se centraron en negociar con el gobierno alemán la selección de las familias, recorrer la provincia con la finalidad de encontrar tierras fiscales y adquirir tierras privadas para asentarlos y entregar los beneficios comprometidos por el Estado chileno a través de las leyes relacionadas. Además, fundó las localidades de Puerto Montt y Puerto Varas, fue intendente de Llanquihue -provincia creada por el propio Pérez Riosales- y de Concepción.

Por su trabajo de Agente, en 1855 el gobierno lo nombró Cónsul en Hamburgo y representante chileno ante los gobiernos europeos. Desde esa posición intentó convencer a los gobiernos chileno y alemán de continuar con la colonización a partir de la publicación de diversos textos relacionados con el tema y como forma de contrarrestar la campaña de desprestigio que sufría Chile, debido a los intereses de otras empresas de colonización dirigidas a desviar a los colonos a Estados Unidos, Brasil, Argentina y Australia.

En 1859 regresó a Chile para ayudar a someter el levantamiento liberal-mapuche contra el Gobierno chileno en la Araucanía y luego participó en la planificación de la ocupación definitiva de ese territorio.

Más tarde, se incorporó a la vida política, primero como líder del movimiento en apoyo a las políticas de Montt y Antonio Varas (1817-1886) en el bando denominado monttvarista, proceso que dividió al conservadurismo y permitió la formación del Partido Nacional. Como representante de ese partido fue diputado por Chillán (1861-1864), y dos veces senador por Llanquihue (1876-1879 y 1879-1882).

Otra de las facetas personales desarrolladas por Pérez Rosales fue la escritura. Se autodenominó como "un gran lector" e intentó poner en práctica un estilo literario propio, cercano, pedagógico, ameno e incluso iróniuco y cómico, ejercicio que llevó a cabo publicando sus ideas y reflexiones en las páginas de periódicos como El Heraldo (1870-1936) y La Época (1876-1891), y en revistas como la Revista de Santiago (1848-1855) y la Revista Chilena (1875-1880).

Entre estas publicaciones se encontraron diferentes memorias, como las de su estadía en Copiapó, su viaje a California y sus informes de colonización, los que posteriormente fueron parte central de las diferentes ediciones de su obra más reconocida, Recuerdos del pasado (1882), publicada por la motivación de sus amigos cercanos y que ha sido entendida como memoria, autobiografía o texto formativo y moralizante. Ese libro fue ampliamente valorado y difundido por sus contemporáneos, sobre todo la edición de 1886, considerada como la definitiva, y formó parte de los textos centrales de la construcción discursiva del nacionalismo y el patriotismo chileno posterior a la Guerra del Pacífico y durante las celebraciones del Centenario de la República, siendo reeditado en 1910 en el contexto de tal conmemoración.

Vicente Pérez Rosales falleció el 6 de septiembre de 1886 y fue considerado por figuras como Benjamín Vicuña Mackenna (1831-1886) como el "más chileno de los chilenos" y actualmente como "un hombre típico de la elite ilustrada del siglo XIX, conocedor del mundo, convencido de sus ideas, capaz de expresarse en varios idiomas, que mira el mundo desde la altura avalada por la experiencia" (Pinedo, Javier. "Un hombre de este mundo. Vicente Pérez Rosales y el Ensayo sobre Chile", en Ensayo sobre Chile. Santiago: Cámara Chilena de la Construcción, PUC, DIBAM, 2010, p. 10).

La actualización de este minisitio se publicó durante agosto de 2023.